¿BLUMBERG TIENE RAZON?
La “sensación térmica” de inseguridad se basa fundamentalmente en los delitos vinculados con la pobreza, es decir la criminalidad de aquellos que perdieron en un “reparto anterior”, no me parece que desde los medios se hable acerca del delito denominado de “cuello blanco”, es decir los delitos vinculados con los sectores poderosos, y la bajada de línea fundamental de estos discursos la hacen aquellos sujetos que en otro momento reclamaron el “estado mínimo”, es decir, los que propiciaron el desguace del estado de bienestar y luego de generar el estado mínimo, la propuesta que tienen es la de “criminalizar” a los excluidos. Este discurso de criminalización y penas máximas, new yorker boys, tolerancia cero, etc, parece prender muy fuerte en la clase media y ello, para mi, responde a varias razones, una de ellas es que tiene la “magia” de la solución fácil, de la solución fácil meramente retórica por supuesto, hace ocho siglos que se consolido el poder punitivo y no resolvió ninguna cuestión social, por otro lado es innegable que existen delitos y tampoco es ilegitimo pretender que se resuelva esto o se aminore y además por que los sectores generalmente mas desposeídos, esos que perdieron en el “reparto previo” son los que padecen mas la inseguridad, delitos de toda índole, pero principal y mayoritariamente aquellos de la criminalidad de la pobreza. El tema principal es volver al eje del problema, no atacar la punta del iceberg únicamente, se ha mutilado el significado real de la palabra “seguridad”, se lo limita únicamente a la seguridad de las personas en cuanto a no sufrir un delito, cuando en realidad la palabra SEGURIDAD en un estado constitucional de derecho, un estado social y democrático de derecho, implica la posibilidad de gozar y disfrutar efectivamente y no retóricamente, de los derechos humanos básicos, eso significa seguridad, la reducción que se opera de la palabra, quita todo lo que no tiene que ver con la seguridad física, es decir seguridad social, posibilidad de acceso a la salud, educación, ingerir alimentos, en fin, en términos generales con la efectivización de los derechos económicos, sociales y culturales. Asimismo la reducción es funcional a evitar todo lo que tiene que ver con la criminalidad de los poderosos, de los incluidos y en ultima instancia también quita de escena toda la inseguridad que genera el propio estado a través de “agencias ejecutivas” que generan “violencia institucional”, de esto se vuelve apelando a una “aspiración” que implica el modelo normativo de un estado constitucional de derecho por la efectivización de los derechos humanos, en definitiva de eso se trata, debemos empezar a pensar que el problema que tenemos es de efectivización de derechos, no de consagración ya que el sistema dota de jerarquía constitucional a los instrumentos de Derechos Humanos desde 1994, con lo cual el problema no es normativo sino de efectivización. Ahora si la preocupación es la “criminalidad” de los excluidos, la propuesta básica que podríamos hacer es luchar contra la exclusión, garantizar los derechos básicos, ante esta bajada de línea que es en definitiva el pensamiento neo liberal o neo conservador, de “estado mínimo”, donde Robert Nozick planteaba que los únicos fines legítimos del estado son la seguridad y la defensa exterior, en estos términos es planteado y para ellos todo “lo demás” violaba derechos.
Todo esto se agrava cuando algunos irresponsables hacen propuestas que poco se asimilan a una discusión penal o criminal seria y cierta y se acercan mas a lo que el grueso de la gente quiere escuchar, sabiendo de antemano que no proporciona ninguna solución y ello esta por demás probado, y se agrava también por que la posibilidad de respuesta de los Estados Nacionales en un contexto “globalizador”, queda muy circunscripta y pareciera que solo se puede proponer un aumento de la represión, ya sostuvo un conocido sociólogo francés que “la atrofia del estado social conduce a la hipertrofia del estado penal”. También es preocupante que los referentes sociales del tema “seguridad” sean los padres de la victimas y que encima se asesoren con las escuelas penales mas duras, es por supuesto comprensible el dolor y es hasta comprensible una respuesta emotiva o que hasta pueda tener que ver con el odio, es decir mayor que el estimulo y es comprensible desde el aspecto humano, pero es incomprensible que desde el mero padecimiento del dolor se pretenda hacer filosofía o contarnos como debe ser un modelo de estado o pedir respuestas represivas, son cuestiones de diversa índole, no habilita para profesar en estos temas, por supuesto son propuestas y están al mismo nivel que las que pueda hacer el resto de la ciudadanía “común”, el tema es que estos discursos son funcionales a un determinado modo de ejercicio del poder y permite focalizar solo una parte de la “criminalidad”, pero también hay otra criminalidad y por lo general tiene que ver con golpes mas sangrientos, mas mediáticos y llamativos y en términos generales es una criminalidad impune, es la delincuencia denominada de “cuello blanco” y la regla general es la impunidad, por eso discrepo con quienes sostienen que hay una relación de necesariedad entre pobreza y criminalidad sino que es entre pobreza y criminalización, es decir con una persona de carne y hueso que es aprehendida o captada por el sistema penal a la cual se le atribuye la comisión de un delito y ello es perceptible con la sola vista de quienes pueblan las cárceles, reformatorios, etc, el resto de la historia implica una mayor dañosidad social, la impunidad de los delitos de los poderosos no tienen que ver con la menor dañosidad social o mayor dificultad probatoria sino con una decisión política de persecución, el estereotipo que nos viene a la mente cuando hablamos de una persona que delinque o de un delincuente, es una persona joven, de sexo masculino, tez morena, zapatillas, pantalones capri, una gorra viscera dada vuelta, algún tatuaje y generalmente un arma, esa es básicamente la representación colectiva del delincuente, en realidad se trata de la representación colectiva del “pibe chorro”, es la representación colectiva de una persona que perdió en otros “repartos”, un reparto de bienes, claro y gano en el reparto de “males”, y también triunfó en el estereotipo de delincuente, pero es mas que obvio que con esas características, no puede estatizar la deuda privada, saquear un país, llevarse en el bolso los fondos de los jubilados o de las obras publicas, realizar megacanjes, etc etc.
Si es este tipo de criminalidad la que nos preocupa y motiva tantas marchas, la solución es muy sencilla e implica la efectivización de derechos y luchar contra la exclusión básicamente.
Todo esto se agrava cuando algunos irresponsables hacen propuestas que poco se asimilan a una discusión penal o criminal seria y cierta y se acercan mas a lo que el grueso de la gente quiere escuchar, sabiendo de antemano que no proporciona ninguna solución y ello esta por demás probado, y se agrava también por que la posibilidad de respuesta de los Estados Nacionales en un contexto “globalizador”, queda muy circunscripta y pareciera que solo se puede proponer un aumento de la represión, ya sostuvo un conocido sociólogo francés que “la atrofia del estado social conduce a la hipertrofia del estado penal”. También es preocupante que los referentes sociales del tema “seguridad” sean los padres de la victimas y que encima se asesoren con las escuelas penales mas duras, es por supuesto comprensible el dolor y es hasta comprensible una respuesta emotiva o que hasta pueda tener que ver con el odio, es decir mayor que el estimulo y es comprensible desde el aspecto humano, pero es incomprensible que desde el mero padecimiento del dolor se pretenda hacer filosofía o contarnos como debe ser un modelo de estado o pedir respuestas represivas, son cuestiones de diversa índole, no habilita para profesar en estos temas, por supuesto son propuestas y están al mismo nivel que las que pueda hacer el resto de la ciudadanía “común”, el tema es que estos discursos son funcionales a un determinado modo de ejercicio del poder y permite focalizar solo una parte de la “criminalidad”, pero también hay otra criminalidad y por lo general tiene que ver con golpes mas sangrientos, mas mediáticos y llamativos y en términos generales es una criminalidad impune, es la delincuencia denominada de “cuello blanco” y la regla general es la impunidad, por eso discrepo con quienes sostienen que hay una relación de necesariedad entre pobreza y criminalidad sino que es entre pobreza y criminalización, es decir con una persona de carne y hueso que es aprehendida o captada por el sistema penal a la cual se le atribuye la comisión de un delito y ello es perceptible con la sola vista de quienes pueblan las cárceles, reformatorios, etc, el resto de la historia implica una mayor dañosidad social, la impunidad de los delitos de los poderosos no tienen que ver con la menor dañosidad social o mayor dificultad probatoria sino con una decisión política de persecución, el estereotipo que nos viene a la mente cuando hablamos de una persona que delinque o de un delincuente, es una persona joven, de sexo masculino, tez morena, zapatillas, pantalones capri, una gorra viscera dada vuelta, algún tatuaje y generalmente un arma, esa es básicamente la representación colectiva del delincuente, en realidad se trata de la representación colectiva del “pibe chorro”, es la representación colectiva de una persona que perdió en otros “repartos”, un reparto de bienes, claro y gano en el reparto de “males”, y también triunfó en el estereotipo de delincuente, pero es mas que obvio que con esas características, no puede estatizar la deuda privada, saquear un país, llevarse en el bolso los fondos de los jubilados o de las obras publicas, realizar megacanjes, etc etc.
Si es este tipo de criminalidad la que nos preocupa y motiva tantas marchas, la solución es muy sencilla e implica la efectivización de derechos y luchar contra la exclusión básicamente.
1 Comments:
Estuve una semana en Buenos Aires y zona oeste del Gran Buenos Aires.
De toda la gente con la que hablé más de las tres cuartas partes había sido robada o asaltada en su casa, negocio, auto, caminando por la calle o en transporte público.
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